Con gran pesar, la Pequeña Obra de la Divina Providencia comunica el fallecimiento del Padre Pedro Ferrini Vicini, quien partió a la casa del Señor a los 94 años de edad, el 29 de diciembre de 2024, a las 4:35 horas. Su partida deja un profundo vacío en la comunidad orionista, donde fue un referente de fe y servicio durante más de seis décadas en Chile.
Nacido el 13 de agosto de 1930 en Capolona, Italia, el Padre Ferrini fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1957, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo. A lo largo de su vida, dedicó su tiempo y esfuerzos a la expansión de la misión de San Luis Orione, particularmente en Chile, donde encontró su vocación al servicio de los más necesitados.
El Padre Ferrini llegó a Chile con un firme propósito: extender la obra de Don Orione. Durante 67 años de sacerdocio, se destacó por su cercanía con los fieles, su sabiduría pastoral y su incansable trabajo por los pobres y vulnerables. Fue un pilar en la construcción y consolidación de la comunidad orionista en el país, dejando una huella imborrable en las generaciones que lo conocieron.
Hoy, su legado perdura en cada uno de los que tuvieron el privilegio de recibir su orientación espiritual y humana. A lo largo de 77 años de vida consagrada, el Padre Ferrini no solo se dedicó a la misión religiosa, sino que también se comprometió a mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos, haciendo de su vida un verdadero ejemplo de servicio cristiano.
El cuerpo del Padre Ferrini será velado en la iglesia parroquial de Quintero durante todo el día de hoy, 29 de diciembre, y se celebrará una misa en su honor a las 19:00 horas. Mañana, 30 de diciembre, se oficiará una misa de exequias en el gimnasio del Colegio Don Orione de Quintero a las 10:00 horas. Posteriormente, sus restos serán trasladados a Santiago, donde se realizará una misa a las 19:00 horas en la parroquia San José Benito Cottolengo. Finalmente, será sepultado en el Cementerio Monte Tabor, dentro de la comunidad del Cottolengo.
Con su partida, el Padre Ferrini deja una marca imborrable en todos aquellos que lo conocieron y trabajaron a su lado. En oración, nos unimos para agradecer por su vida y pedir por su eterno descanso en la presencia de Dios.

