Jóvenes de la familia orionista se reúnen en Tortona para vivir la espiritualidad de nuestro Fundador

Un grupo de futuros sacerdotes, religiosas próximas a emitir sus votos perpetuos y dos consagradas del Instituto Secular Orione, provenientes de 12 países, compartieron una experiencia única en la que establecieron rápidamente una profunda conexión fraternal. El propósito común de entregarse a Dios «siguiendo las huellas de Don Orione» les permitió sumergirse en sus enseñanzas y ejemplos, adaptados a los desafíos del mundo actual. Vivir en la casa donde Don Orione residió y recorrer los lugares de Tortona que marcaron su vida, fue una vivencia profundamente evocadora que fortaleció los lazos de confianza entre generaciones. Entre los participantes se encontraba el hermano chileno Sebastián Vega, oriundo de la ciudad de Los Ángeles y actual seminarista de la Pequeña Obra de la Divina.

El encuentro no fue un curso académico tradicional, sino más bien una experiencia espiritual y familiar en la que jóvenes hermanos y hermanas compartieron su vida y fe con padres y madres de la familia orionina. Durante los 10 días de la experiencia, acompañaron a los participantes diversas figuras como las superiores generales, Madre Alicja Kędziora y Padre Tarcisio Vieira, además de otros miembros clave de la comunidad. La experiencia incluyó, además, la conmovedora participación en el funeral de Don Renzo Vanoi, rector del santuario, lo que añadió una dimensión de comunidad y memoria a la formación vivida.

El objetivo de esta vivencia fue más que una mera formación académica: se trató de un servicio renovado para toda la familia orionina, marcado por un espacio de reflexión histórica y espiritual. Las visitas a lugares emblemáticos de la vida de Don Orione, como Pontecurone, la catedral, el seminario, el oratorio y el Paterno, permitieron a los participantes conectar de manera profunda con su legado y su carisma. Además, la misa celebrada por el obispo Guido Marini en la Capilla Episcopal, donde Don Orione fue ordenado sacerdote, agregó un momento de solemnidad y reflexión espiritual.

En este recorrido también hubo tiempo para encontrarse con la comunidad local, como monjas, hermanos y laicos que siguen adelante con el legado de Don Orione en diferentes actividades sociales y educativas. Los participantes visitaron centros como la guardería, el Piccolo Cottolengo, la escuela de Borgonovo y centros de acogida para refugiados, lo que les permitió ver de primera mano el impacto de la obra orionina en la actualidad. Esta conexión entre el pasado y el presente resultó ser una fuente de inspiración para los jóvenes, quienes al final del encuentro eligieron tres palabras clave para describir lo vivido: esperanza, fraternidad y alegría.

Lo vivido fue una experiencia de creatividad, inventiva y confianza en el futuro, una experiencia que dejó una huella significativa en todos los participantes, renovando su compromiso de seguir el ejemplo de Don Orione en su misión y vida cristiana.

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